La proclama de Bolívar en Rancas y la batalla de Junín

La proclama de Bolívar en Rancas y la batalla de Junín

Deportado Riva Agüero -el viajero inglés Roberto Proctor asegura que nació en el Cerro de Pasco- Bolívar, desde su cuartel de Pativilca, dispuso el reclutamiento de hombres, embargo de joyas, dinero y la apropiación de todo lo valioso que se encontrara en el territorio nacional. La Iglesia se vio obligada a entregar sus joyas y alhajas con excepción del cáliz, la custodia y el incensario. Entretanto Sucre recorría la sierra con los montoneros, levantando planos del que habría de ser escenario definitivo. Entretanto las tropas se aclimataban para vencer el soroche. La división Peruana estaba al mando del General La Mar, la colombiana con los generales Lara y Córdova y el mando general de Antonio José de Sucre. El ejército patriota estaba listo para la lucha.

Mientras el Ejército Libertador se desplazaba entre Huaraz y Huánuco, los realistas lo hacían entre Jauja y Tarma. Ambas facciones avanzaban por territorios difíciles e inhóspitos en donde el enrarecimiento del aire origina serio malestar en los hombres; sin embargo, bajo la égida de Bolívar, los patriotas avanzaban decididos a enfrentarse a los realistas.

Raúl Rivera Serna en LA CAMPAÑA DE JUNIN, dice: «El Libertador fijó como fecha para la revista el 2 de agosto de 1824. Este día la División Córdova ocupó la derecha de la línea de formación; el Ejército del Perú, al centro; la primera División comandada por Lara a la izquierda y al frente de la Caballería se situó el Comandante General del Arma, General Mariano Necochea. Refiere López en sus Recuerdos, que una vez formado el Ejército, se presentó el Libertador acompañado por los generales Sucre, La Mar, Santa Cruz y Gamarra, quienes fueron recibidos con expresivas muestras de regocijo. El acto debió ser impresionante, pues dice Miller:» Estaban reunidos hombres de Caracas, Panamá, Quito, Lima, Chile y Buenos Aires; hombres que se habían batido en Maipú, en Chile, en San Lorenzo, en las orillas del Paraná, en Carabobo, en Venezuela y en Pichincha, al pie del Chimborazo». Manuel Antonio López-testigo presencial del glorioso acontecimiento, rememora: “El sol de la mañana era templado: las encumbradas crestas de los Andes cubiertas de nieve perpetua despedían rayos luminosos de colores varios e indefinidos como los del iris, que reflejaban sobre las armas de los soldados, dándoles el aspecto ideal de legiones mesiánicas; las bandas de música hicieron vibrar el aire con sus marciales ecos, inflamando de pecho de aquellos soldados de la libertad». (LOPEZ, Manuel Antonio, «Recuerdos»)

Como acto inicial de la ceremonia de revista, los generales Sucre y La Mar solicitaron ante el Libertador, la «venia de estilo» para mandar a sus respectivos cuerpos poniéndolos «en parada», después de lo cual, ejecutados los movimientos de destreza militar de protocolo, todo quedó listo. En ese momento, el Libertador, frente a su Ejército emitió la proclama siguiente:

¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres, la de salvar un mundo entero de la esclavitud.

¡Soldados! Los enemigos que debéis destruir, se jactan de catorce años de triunfos: ellos, pues, serán dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en mil combates.

¡Soldados! El Perú y la América entera aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria; y aún la Europa liberal os contempla con encanto; porque la libertad del Nuevo Mundo, es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis?… ¡No, no, no! Vosotros sois invencibles.

(«Cuartel General del Ejército Libertador en Pasco». Proclama de Bolívar al Ejército Libertador, en el Cuartel General del Cerro de Pasco, en» Gaceta del Gobierno- Trujillo 28 de agosto de 1824.-Tomo VI, Nº37- Página 21).

Las fanfarrias y el júbilo general fueron enormes a partir de ese momento. La tarde misma del día dos, el Ejército Unido Libertador después de despedirse del pueblo de Rancas que se encontraba muy emocionado, viajó a ocupar su acantonamiento en el Cerro de Pasco. Refiere un testigo presencial, que los soldados paseaban por las calles de la ciudad en animados grupos, comentando las incidencias del día y haciendo variadas conjeturas sobre las operaciones a efectuarse al día siguiente. (RIVERA SERNA, Raúl- LA CAMPAÑA DE JUNIN-Editorial Arica-Lima 1974:50). Al anochecer, el Libertador ofreció una cena opípara con abundantes brindis en la casa de un minero potentado que se había decidido por la causa de la libertad.

Uno de los allí presentes, el colombiano O’connor, se subió sobre una mesa en donde manifestó su animadversión a los peruanos con las siguientes palabras: “Hallándose reunidos en estos campos el ejército de Colombia, destinado a libertar al Perú del yugo español, y según apariencias, contra la voluntad de los mismos peruanos, brindo porque si en el primer encuentro fuere nuestro destino vernos derrotados, por ser tan variable la suerte de las armas, no quede vivo uno solo de nosotros para llevar el dolor y el luto a la patria» (O’ Connor). Después de eso -dicen los contertulios- el Libertador bebió una copa y la estrelló contra la pared en señal de buen augurio. (Esto lo relata Franciso Burdett O’ Connor).

Como el Libertador pensaba sorprender a Canterac y darle batalla, decidió buscar otra ruta que la Real por donde transitaba el general realista. Es aquí cuando surge el campesino raqueño Gerónimo Gora, patriota montonero y experto baquiano de la zona, quien, sobre los mapas, le explica al general la ruta más correcta para sorprender a los realistas. Dueño de estos datos, Bolívar dispuso que los soldados se desplazaran por el camino señalado por Gora, el lado oeste del lago Chinchaycocha para evitar un choque inútil con los realistas que avanzaban por Carhuamayo y Reyes (Junín). Pensó que de seguir por el camino occidental iba con toda seguridad a sorprenderlos y cortarles la comunicación obligándolos a una batalla. Así las cosas, el 3 de agosto, el Ejército Libertador estaba en Chacamarca, a 20 kilómetros de la hacienda El Diezmo y a 35 kilómetros del Cerro de Pasco.

El 4 se informaron que los realistas seguían por el Este. El 5 de agosto los patriotas siguieron en dirección a Carhuamayo y Conocancha. Mientras por las partes altas iba la Infantería guiada por Sucre, la caballería se moviliza por las pampas, guiada por el mismo Bolívar. Al llegar a Rumichaca, Bolívar se entera que los realistas habían entrado en el Cerro de Pasco, pero tenía confianza de que habrían de retroceder al saber que los patriotas seguían al lado opuesto. Durmió a la intemperie en Conocancha al enterarse que los realistas se encontraban en Carhuamayo. Es entonces que a marchas forzadas decide avanzar sobre Los Reyes para interceptar a los realistas. Éstos, la noche del 5 de agosto, habían prendido fuego al pueblo de Carhuamayo. Los habitantes fugaron por las alturas para evitar que reclutaran a la totalidad de jóvenes en edad de prestar servicios como lo habían hecho en Tarma.

El 6 de agosto de 1824, los patriotas iban de Conocancha a Reyes con el fin de provocarles una batalla. Una división comandada por Córdova seguida por José de la Mar y Jacinto Lara, inició la marcha. Demoraron mucho para vadear los ríos Palcamayo y Mantaro. A las cuatro de la tarde llegaron a la cumbre de Chacamarca y distinguieron a 10 kilámetros de distancia la, presencia de los realistas. Frente a ellos comenzaron a prorrumpir en vivas y arengas. El entusiasmo estaba al tope.

Desde la cumbre de Chacamarca, Bolívar ordenó que rápidamente atacaran a los realistas que trataban de huir a Tarma. Siete escuadrones al mando de Necochea cumplieron esta misión con mucho acierto. Los patriotas llegaron al pie del cerro dejando a la izquierda el camino a San Pedro de Cajas y pasando por el borde del cerro penetraron en la llanura cuando era las cinco de la tarde del 6 de agosto de 1824.

La caballería de Canterac de 1,330 jinetes no tuvo más remedio que enfrentarse a los patriotas cuyo jefe hizo desplegar a los escuadrones de Húsares y Dragones del Perú en orden de combate. Cuatro escuadrones de LA UNION en dos columnas, dispuso que se mantuvieran sobre los flancos. El general Necochea emplazó a sus soldados hacia la izquierda, a retaguardia de la primera sub-división, justo, cuando apenas habían entrado en línea los GRANADEROS DE COLOMBIA, y se formaban los GRANADEROS DE LOS ANDES y, un escuadrón de los HUSARES DEL PERU. Todos vieron cómo la línea realista se venía sobre ellos con arrojo decidido. Bolívar que desde la parte alta dirigía las maniobras ordenó que Miller flanqueara con la caballería peruana la derecha realista, pero, por las dificultades del terreno tuvo que cargar frontalmente. Los patriotas al encontrarse en este terreno difícil se vieron perdidos y comenzaron a huir con excepción de algunos granaderos colombianos al mando de Brown y Camacaro. Estos rompieron las líneas de Canterac y pasaron a la retaguardia llamando la atención de los realistas; los lancearon y batieron por la espalda. Los escuadrones realistas quedaron así desorganizados mientras la caballería huía lo mismo que Bolívar.

“Tan desesperada juzgó Bolívar la situación en la primera fase de la lucha, que al galope de su corcel fue a buscar la infantería a fin de que acelerare su marcha y con sus tiros retuviese el avance enemigo y la persecución. En su sentir, la caballería patriota había sido puesta en derrota. Bolívar entonces, huyó con su escolta por que juzgó que había perdido la batalla. Al ver que Bolívar se retiraba, Andrés Rázuri, contraviniendo disposiciones superiores, sugirió que se cargara por la espalda a los realistas. Miller que se había ubicado a la izquierda con el primer escuadrón peruano, presentó una viva resistencia. Simultáneamente los granaderos y Húsares se rehicieron y comenzaron a contraatacar logrando el triunfa patriota. Después de esto, Miller envió al Libertador una nota rápida escrita a lápiz informándole de la victoria. Al recibirla, Bolívar no podía salir de su asombro y apenas pudo dar crédito al aviso». (VARGAS UGARTE, 1977, tomo IV: 340).

El ataque fue tan directo que al anochecer las tropas de Canterc estaban totalmente vencidas. En el campo quedaban regados 19 oficiales y 345 oficiales realistas muertos y heridos. En el campo patriota 145 entre muertos y heridos. Durante la batalla no se disparó ni un solo tiro. Aquella noche, muchos de los heridos fallecieron víctimas del frío glacial.

Al día siguiente, 7 de agosto, Bolívar redactó el Parte Oficial de la Batalla e ingresó en el pueblo de Reyes de Chinchaycocha que estaba abandonado por sus habitantes. Allí rindió homenaje al General Necochea por su valentía arrojo y con siete heridas, porque con el primer regimiento del Perú flanqueó a los realista con habilidad y denuedo. Los heridos fueron enviados al hospital del Cerro de Pasco. El pueblo de los Reyes de Chinchaycocha fue llamado, a partir de entonces, «La Villa heroica de Junín» en recuerdo y gloria a esta batalla.

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3 comentarios en “La proclama de Bolívar en Rancas y la batalla de Junín”

    1. Querido Avelino:
      No hay que dejar de mantener vivo el recuerdo de nuestros hombres y nuestra querida tierra. Pasco merece el reconocimiento y homenaje del Perú. Hay que laborar porque estos sea realidad todo el tiempo. Un abrazo a todos los pasqueños de corazón. Gracias

  1. Patricio Fuentes León

    Mucho agradecería si me pueden infoirmar dónde puedo encontrar la Lista de la Revista ordenada por el Libertador General Simón Bolívar el 02.08.1824 antes de la Batalla de Junín?
    Agradecido
    Patricio Fuentes León
    pafule@patos.cl

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