El legendario Rumimaqui Ccori Soncco

El legendario Rumimaqui Ccori Soncco

Es casi una constante en nuestra Historia que los más representativos hombres del Cerro de Pasco, hayan tenido un doloroso y trágico final, como el caso que pasamos a reseñar.

Teodomiro Gutiérrez Cuevas, cerreño de extraordinaria calidad humana y brillante preparación, había logrado ascender de soldado a Mayor de nuestro Ejército por rigurosa acumulación de méritos. Siempre fue el primero. Hablaba correctamente inglés, francés, aimara y quechua. Estudioso, inteligente e inquieto, siempre supo ganarse el aprecio y el respeto de todos los que lo trataron.

Don Gerardo Patino López, testigo de excepción de lo acontecido en las cinco primeras décadas del presente siglo, tuvo en alta estima a este hombre ejemplar de quien dice lo siguiente: “Cometeríamos una omisión de lesa patria sino dedicáramos unas líneas de admiración a la personalidad de don Teodomiro Gutiérrez. Cuevas, que había visto la luz del día en la ciudad del Cerro de Pasco en 1864. A los quince años de edad se incorporó al ejército peruano luchando en Miraflores contra los invasores chilenos y siguió a Andrés Avelino Cáceres en la Resistencia de la Breña. Su recia envergadura moral, rebeldía y espíritu de protección al indio, lo llegó a demostrar  cuando se levantó en armas en 1915, comandando a de diez mil indios en Azángaro. Esgrimía el pendón de independencia de éstos, pensando quizá, reivindicar el Imperio Incaico y desterrar la expoliación de los gamonales de la región y poniéndose a la cabeza como jefe conductor de esa memorable acción con el nombre de: General RUMIMAQUI CCORI ZONCCO (Mano de Piedra, corazón de oro) Este héroe nació en el Cerro de Pasco, como lo hemos dicho. Un sino fatal para los hijos de la «Ciudad Opulenta», del que casi nada se conoce en su propio pueblo sobre su vida y acción que la parangonamos con Túpac Amaru, que dejó profundas huellas en el alma de la masa aborigen y explotada. Para endurecer su lucha se contactó con personalidades como Pedro S. Zulen, Joaquín Capelo y Dora Mayer, activistas a favor de los derechos indígenas, todo eso mientras se desempeñaba como prefecto en Huánuco y jefe militar en Canas. Tenemos el dato interesante de su origen familiar. Fue hermano de la dama cerreña Mercedes Gutiérrez, esposa en primeras nupcias de don Miguel Elíseo Proaño, con el que tuvo a sus hijos, César, Augusto, Carmen Rosa, María Isabel, Oscar Armando y Zoila Elisa Proaño Gutiérrez. Después de enviudar contrajo segundas nupcias con el caballero, también cerreño como el primero, don Benjamín Malpartida del que tuvo a su hija Luz Malpartida Gutiérrez. Todos ellos sobreviven a la desaparición de la matrona. Don Teodomiro A. Gutiérrez Cueva no tuvo descendencia, era soltero, político, escritor y alto jefe de nuestro Ejército. En cuanto a su figura diremos que en su juventud parecía un jefe del ejército prusiano. Alto, rubio, de ojos claros (Ver la fotografía publicada en la revista Variedades de marzo de 1915). Jamás perdió su apostura”.

Durante el gobierno de Manuel Candamo  -noviembre de 1903- recibe su primer nombramiento político: Subprefecto de la Provincia de Chucuito. En aquel lugar, por la sensibilidad que le era característica, queda impresionado por la inhumana explotación de los indios en todas las haciendas de la zona. Inmediatamente hace pesar su autoridad brindando su más amplio apoyo a los aimaras, prohibiendo terminantemente el trabajo gratuito de éstos, a los que -según ordenaba- se les debía respetar. Esta disposición que hizo cumplir fielmente en su jurisdicción territorial durante todo el año de 1904, determinó que los poderosos, en contubernio con los políticos que servían sus intereses personales, lograron que fuera retirado de Chucuito. Pero las experiencias vividas lo lanzaron a una heroica y cruenta aventura.

El año de 1905 es trasladado a la ciudad de Huancayo con el cargo de Subprefecto de la Provincia, en donde tuvo brillante actuación por muchos años. Al respecto el doctor Oscar O. Chávez, en su libro HUANCAYO, publicado por la Imprenta Lazo Sánchez en 1926 y en la página 80, refiere… «…con compras y donaciones pudo reformarse la Plaza Constitución que hoy conocemos con el nombre de Parque y por aquellos tiempos sirvió para la venta de comestibles, costumbre que perduró desde el nacimiento de la República hasta el año de 1905, en que se empedró debidamente el cuadrilátero y se obligó a los vendedores de comestibles a trasladarse a Huamanmarca. Fue esta la mejor obra del Subprefecto de aquella época, don Teodomiro Gutiérrez Cuevas, quien también refaccionó la  Subprefectura…»

En 1913, al recibir quejas de los campesinos de Samán, el Presidente Billinghurst lo envía a investigar el caso. Entre los campesinos hizo circular un manifiesto con el siguiente texto: «Yo, Teodomiro Gutiérrez Cuevas (Rumimaqui), traigo el fervoroso saludo a este noble pueblo de Puno, en nombre del Señor Presidente de la República don Guillermo Billinghurst, de sus ministros de estado que lo acompañan y en el mío propio. Simultáneamente los ayllus de este departamento han enviado sus quejas al supremo mandatario. En esas quejas se afirma que hay descontento y malestar en estos lugares, y por ello el señor presidente Billinghurst, deseando el bienestar de todos, me ha enviado para ver de cerca, esclarecer sobre los hechos que se afirman, constatar el estado en que se hallan vuestros bienes y qué comportamiento observan con ustedes las autoridades. Muy difícil sería mi tarea si no contara con la colaboración de todos ustedes. Quiero que sepan que mi deseo es escucharlos, imparcialmente, a todos, y por eso quiero que se aproximen a mí prudentemente, sin fomentar escándalos. El señor presidente estará feliz si todos ustedes con su trabajo y su benevolencia han de cooperar, a fin de que él pueda dictar disposiciones a favor de vuestro bienestar”.

Después de varios meses de estadía en este lugar trabajando arduamente en los correspondientes escenarios y con los mismos protagonistas del drama, el 3 de noviembre de 1913, hace llegar al Presidente de la República un copioso y detallado informe, acompañando 400 documentos probatorios. El mandatario emocionado con el informe, destituyó a muchas autoridades del lugar del conflicto y nombró un defensor de oficio para los campesinos.

Estas disposiciones, fatalmente, tuvieron fugaz vigencia ya que el 4 de febrero de 1914, fue derrocado Billinghurst.

Los golpistas que habían puesto en su línea de mira a Rumimaqui, trataron de apresarlo, pero masón como era, con el apoyo de su logia consiguió huir a Chile, salvándose de una muerte segura. El informe y los 400 documentos probatorios fueron incinerados.

Decepcionado, comprendió que sus luchas legales y pacíficas habían sido infructuosas agravadas por el derrocamiento de su mentor, el presidente Billinghurst, por eso decidió optar por un camino más efectivo: el de las armas.

Secretamente regresó al Perú a comienzos de 1915 y fue a refugiarse en Puno en donde comenzó a formar milicias populares y, buen estratega como era, decidió que el centro de su movimiento sería Azángaro; allí confluirían los campesinos de todos los pueblos aledaños y, a pedido de sus hombres que querían el retomo a la política agraria de los incas, en la antigua fortaleza incaica de INAMPU, es proclamado Inca, recibiendo el bautizo de RUMIMAQUI CCORI SONCCO, (Mano de Piedra, CORAZÓN DE ORO). Su ideal era iniciar la revolución de Azángaro para luego abarcar el Sur y, más tarde, todo el Perú.

La preparación guerrillera de los campesinos de Ayacucho, Cusco, Apurímac, Junín y Bolivia, que aglutinaban a diez mil hombres duró más de un año. Mientras tanto, el gobierno de José Pardo, enterado de estos planes, a pedido de los gamonales, ordenó la movilización de fuerzas militares de Arequipa y Cusco con dirección a Puno. Esto determinó que el caudillo campesino adelantara las acciones que estaban programadas para los carnavales de 1916.

El 1° de diciembre de 1915, atacaron la hacienda ATARANI, apoderándose de la misma. En las bodegas hallaron gran cantidad de aguardiente con la que se embriagaron. Aquí comenzó la indisciplina que al día siguiente gravitaría negativamente en la acción.

El 2 de diciembre de 1915, de madrugada, atacaron la hacienda QUINSA KALLCO, en donde los hacendados se habían pertrechado convenientemente. El tiroteo fue nutrido, hasta que a las cinco de la mañana, los gamonales recibieron numerosos refuerzos que hicieron huir a los parciales de RUMIMAQUI, que había sido gravemente herido.

El doloroso saldo de aquella matanza fue la muerte de 300 campesinos de Junín, Ayacucho, Cusco, Puno, Apurímac y Bolivia; los prisioneros fueron 33. A éstos se les torturó despiadadamente. Los que escaparon fueron perseguidos por el Regimiento de Caballería No 7 del Cusco y el Regimiento No 9 de Infantería de Arequipa. Los hombres huyeron despavoridos por estas alturas durante varios días; quienes fueron alcanzados, cayeron victimados a mansalva.

El 30 de abril de 1916, RUMIMAQUI es detenido y enviado a la cárcel de Arequipa y, desde allí, se dirige a la Opinión Pública mediante EL COMERCIO de Lima que publica sus cartas, de las que extractamos sus partes más reveladoras: «…A los indígenas se les arrebata sus terrenos por la violencia y por la fuerza, o por el fraude y el engaño, para lo que los jueces desempeñaban su papel a las mil maravillas; se les quita su ganado, se les saquea sus estancias y sus cabañas, se les queman sus casas, se les encarcela con frívolos pretextos y se les tiene privados de la libertad por años enteros; se les manda al Ejército para apoderarse de sus propiedades, se les mata triturándoles el cráneo y las entrañas en las grandes prensas de la fabrica de las haciendas; se les arrebata a sus hijos queridos para obsequiarlos a los amigos gamonales que tienen en la costa y en la capital de la República; se fragua sublevaciones, cuando el indio resiste a someterse al dominio del señor feudal, para tener pretexto de solicitar la fuerza pública a las autoridades y con ella perseguir a los indios por los cerros, matar a unos y tomar prisioneros a los otros, con sus mujeres y sus hijos y llevarlos a sus haciendas en calidad de colonos (esclavos) que tienen que servir toda su vida sin un sólo centavo de remuneración, habiendo sido saqueaos y taladas sus casas y anexadas a sus terrenos a sus latifundios del señor omnipotente. Todos sacan buen provecho de esta operación: gamonales, autoridades, oficiales y soldados, por eso es que son tan solícitos a llevarlos acabo…»

«¿Se creerá que esto es exageración? Pues tomen la molestia de leer los informes emitidos y elevados al Supremo Gobierno por los señores doctores Maguiña y Villena y por mí; sobre las comisiones que desempeñamos en Chucuito el año 3, en Lampa el año 13 y en la de Azángaro el mismo año, respectivamente, publicados los dos primeros y el mismo se halla en la secretaría privada de S. E  Presidente»… (EL COMERCIO de Lima, junio 3 de 1916)

En otra de sus cartas, Rumimaqui dice: «Los indígenas pusieron a mi vista los cadáveres carbonizados de sus parientes y amigos que habían sido quemados vivos, entre ellos el de una muchacha hija del indio Andrés Apaza, que antes de ser quemada viva había sido violada por esos monstruos; se me presentaron para ser examinados por mí personalmente varios indígenas a quienes los gamonales habían castrado; vi algunas casas de estancias en que los bárbaros del nuevo Putumayo, no pudiendo llevarse todos los víveres en su furioso saqueo, los habían mezclado con tierra y con ceniza para que los indígenas fueran sumidos por el hambre y la miseria». (IBID).

Conmovido por estos predicamentos justos y altruistas, el diputado Luis Felipe Luna expresó en su Cámara en la sesión de 18 de octubre de 1916:

«El mayor Gutiérrez (Rumimaqui) no tuvo más delito que ser espíritu y aliento dentro de un orden estrictamente moral, proclamando y reivindicando la libertad, la igualdad, los derechos y las garantías perdidas, para esa raza más débil por su ignorancia que es la raza indígena. He allí el delito por el que el mayor Gutiérrez fue arrojado en las cloacas de una cárcel, inventando para ello la fantasía de los terratenientes, la utopía ridícula de un conflicto de razas, de una restauración del imperio incaico y de planes siniestros de cesiones territoriales a la vecina República. Todo inventado, todo supuesto por el poderoso gamonalismo para correr un velo sobre sus enormes crímenes, para atraerse la fuerza moral de la opinión pública e inclinar hacia sí la simpatía y el apoyo de las autoridades».

En aquellos momentos el preclaro Manuel Gonzales Prada publica una extraordinaria nota que titula AUTORIDAD HUMANA, en una de cuyas partes afirma: «Para merecer el amor de sus subordinados ¿qué hace el subprefecto Gutiérrez? Cumplir algunas leyes dictadas en favor de los indios. Llevando a la práctica lo que para muchas autoridades no pasó de letra muerta, ha conseguido abolir en su provincia las mandas forzosas, los servicios gratuitos y las demás inequidades sancionadas por la tradición. Con leyes humanas desarraiga costumbres feudales. Se comprende que semejante variación en la manera de tratar a los indios suscite odios y resistencias. Al ver que los amigos de Rumimaqui son los pobres y desheredados, ya se vislumbra quiénes pueden ser sus enemigos».

Sin embargo, los poderosos y sus aliados, los guardianes, juzgaron que RUMIMAQUI era muy peligroso y por «orden superior,  se hizo saber que lo asesinaron a puñaladas la madrugada del 6 de enero de 1917 e hicieron desaparecer su cadáver”. Falso.

La verdad felizmente es otra. Notables autoridades del entorno de Rumimaqui –todas ellas importantes masones- viendo su calidad humana y la magnanimidad de sus luchas, lo hacen huir a las fronteras con Bolivia de donde desaparece. Pasados algunos años, ya anciano, se ha presentado a la justicia para hacer valer sus derechos. La fotografía que adorna esta nota fue tomada en aquella oportunidad.

El gesto, la honradez y la hombría de este heroico caudillo peruano nacido en el Cerro de Pasco, quedó como un vivo ejemplo de justicia y amor y, su voz, esparcida por todos los ámbitos de la patria sigue llegando al corazón de cada uno de los heroicos campesinos del Perú.

Rindamos homenaje a la lucha extraordinaria de Rumimaqui y, a un siglo de su hazaña, recordemos su hazaña como viva lección para sus menores.

La biografía de este y otros ilustres personajes los encuentras en la obra de César Pérez Arauco.

8 comentarios en “El legendario Rumimaqui Ccori Soncco”

  1. sr cesar
    buenos diass
    felicito su gran labor al exponer el tema,,el cual lo desconocia por completo,,porfavor escribame porque tengo un periodico de 1911 en la que sale un anuncio de don teodomiro patentando una maquina de vuelo

    muchos saludos y frlicitaciones
    🙂

  2. jose ham,ilton hinojosa

    no sabia que esta alma grande era de cerro de pasco..en mi epoca de universidad no ledi mayor importancia ahora que se mas de el me siento con un orgullo inmensoque haya pisado mi tierra qeriendo reinvindicar agente que nisiquiera era de su lar se que no tubo descendientes pero ante su tumba me inclinaria cada vez que pudiera porque se tarta de un agran peruano aligual qe Grau Gonzales p Amaru y tantos gracias de verdad por publicar este blog entre sollozos un abrazo.

  3. gracias por la informacion esta bna. pero deberia hacerle un resumen como en laa wikipediaa que primero da una pequena informacion y luego lo gigante.

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