En 1908 los miembros del Partido Liberal, encabezados por Augusto Durand, habían decidido invadir el Cerro de Pasco y, tras apoderarse de los depósitos del Banco de Perú y Londres, de la compañía norteamericana, comerciantes y mineros, lanzar un Manifiesto a la Nación anunciando que asumían en gobierno de la nación. Enterado el pueblo se armó para ejercer su defensa, contando con la “Guardia Urbana” conformada por extranjeros residentes en la ciudad, comandada por el austriaco Nicolás Lale. Durand que estaba muy bien armado, llevaba en sus filas a los famosos bandoleros Luis Pardo Novoa y Mateo Vera, así como a destacados militares de entonces.
En todo el trayecto de Chosica al Cerro de Pasco habían sembrado el terror desplazándose en el ferrocarril central. Cuando llegaron a Carhuamayo, el maquinista Harry Wall emprende veloz huida a la ciudad minera mientras los montoneros tomaban su refrigerio. Repuestos toman otra máquina llegan al objetivo y, la mañana del 8 de mayo de 1908, la atacan pero en la explanada de la Esperanza (actualmente son dos campos de fútbol) se enfrentan las fuerzas rebeldes de Durand y las locales comandadas por el coronel Octavio Negrete, prefecto del departamento de Junín. La batalla se prolonga desde las ocho de la mañana hasta las doce del día en que, derrotados, los invasores huyen. El Cerro de Pasco ha triunfado arrojando a los invasores de sus predios.
Hay muchas anécdotas de esta batalla que usted puede conocer en toda su amplitud en el tomo III de nuestra historia. Una de ellas es ésta, referida a Luis Pardo Novoa. Esta es una historia que los viejos cerreños guardaban con especial cariño y me contaron don Pablo Arias, Gerardo Patiño López, Juan Cortelezzi Martel y don Julio Patiño León.
Su nombre completo era Telmo Luis Pardo Novoa y había nacido en Chiquián el 19 de agosto de 1874. Su padre, el gobernador del pueblo, Pedro Pardo trató malamente a su hijo desde muy pequeño. Estos castigos, lejos de dominar su carácter levantisco, les exacerbaron al extremo de hacerle odiar la casa paterna. En 1844 muere su padre en una balacera dejándole como única heredad su libertad absoluta y su carácter aventurero. Así desde los 10 años comienza su vida de agitados episodios aventureros.
Cuando en 1899, don Augusto Durand pasa por Chiquián buscando adeptos para su causa, traba entrañable amistad con él. El caudillo político le perdona la muerte de su compadre Emilio Orduña y de una mujer alegre que lo habían traicionado. Prometió su lealtad a cambio de la amnistía cuando llegara al poder. El círculo se cierra detrás de él. Perseguido por robar a los ricos para dar a los pobres y por algunos crímenes en defensa de su vida huye a Chile a bordo del MAPOCHO en calidad de marino. En la travesía sostiene un pugilato con un negro panameño que al verse perdido trata de herirlo con una chaveta pero él le dispara. Ya en Lima se enrola en las huestes de Durand que le promete perdonar todas sus faltas al tomar la Presidencia del Perú.
El 4 de mayo de 1908 -como hemos visto- tratan de tomar el Cerro de Pasco y no lo consiguen. La disciplinada disposición de la defensa lo había sorprendido. A lo largo de la línea divisoria de la Esperanza, abrupta de pañolería y caprichosa conformación utilizada como parapetos, se había colocado una sustantiva columna de fusileros. La no muy vigilada por su aparente inexpugnabilidad entre Santa Rosa y Noruega, lo constituía la enorme mole blanca de roca pulida por donde, en tiempos lejanos, caían las cataratas formadas por las aguas que venían de Patarcocha: La Paccha. Tomarla constituiría la llave para romper la extensa fortificación. No lo pensó dos veces. A sabiendas que se jugaba la vida, ordenó a tres de sus hombres que en el momento de su ascenso al promontorio, lo cubrieran con sus fuegos. Así lo hicieron.
Ágil como un rayo ganó el primer escalón sorprendiendo a los vigías y desde allí se impulsó hacia arriba no obstante el fuego de los flancos. Ya en la cima llamó a sus compañeros a que hicieran los mismo pero debido a la clara exposición a la que se sometían, uno a uno rodaron cribados por las balas cerreñas. Lo único que le quedaba al chiquiano era seguir adelante. Con sus dos revólveres en las manos, perseguido por las balas silbantes, raudo como un gamo se escabulló por la Calle del Marqués, luego por el Hotel Fort entrando como una centella en Tambo Colorado no obstante la opresión que la altura ejercía en su pecho. Cuando ya se consideraba a salvo, el impacto de una bala en el muslo lo hizo rodar a una acequia que para su buena suerte lo guareció de las balas. Consciente que no sólo su libertad sino también su vida peligraban, decidió jugársela. Se arrastró por el canal de la acequia hasta donde Dios quisiera que fuera, lejos del alcance de sus perseguidores.
Felizmente el cierra puertas era general y nadie podía verlo. Siguió arrastrándose dejando un cárdeno reguero de sangre hasta que encontró una pared baja a la que con supremo esfuerzo superó cayendo al interior de un corral; allí perdió el conocimiento. Para suerte de él una joven viuda de un acaudalado minero lo cobija bajo su techo y con quien, más tarde sostiene un apasionado idilio naciendo un hijo de él. Incontrolable en su afán de aventuras se despide de la cerreña que lo había mantenido oculto hasta que curara sus heridas. La historia tiene una hermosa continuidad que vive en la boca del pueblo.
Vaya, no sabía esa historia de Luís Pardo. Más bien maestro soy un convencido que debemos de dejar de llamar «bandolero», a nuestro buen Luís Pardo. Soy un convencido que Eleuterio Luís Pardo Novoa es tan igual que Manuel Rodríguez a quien le cantó su coterraneo, Pablo Neruda. Si no es así disculpe mi osada ignorancia.
Muchas gracias, nuevamente.
Estimado Percy: Estoy de acuerdo. Luis Pardo era un caballero. Bandoleros son los que, en este momento, se están llevando en peso a nuestro país con sus faenones.
Gracias
cuando llego harry wall al peru y que parte de alemania es cuando nacio en que cementerio estas y cual es su segundo apellido por favor es importante para mi soy bisnieto de harry wall gracias
Señor José Lizárraga Wall:
Una amplia semblanza de Harry Wall podrá usted encontrar en las Memorias de Andrés Avelino Cáceres respecto de sus andanzas en la Campaña de la Breña. Saludos
Apreciado Maestro:
Muy buenas tardes, quisiera pedirle por favor me instruya como puedo obtener mayor información sobre la semblanza de mi visabuelo Harry Wall quien participo brevemente en nuestra historia, lamentablemente no e podido encontrar datos sobre el. agradeceria más información sobre el. Pues es importante para nosotros saber cual fue su ultimo paradero. Gracias por su atención.
Jessica Wall
Yo soy un antepasado de Augusto Durand, y tambien estoy buscando mas datos sobre el y sobre su partido liberal., y me encantaria encontrar mas datos para saber que le paso al final exactamente, porque solo se por mi abuela que murio camino a Lima desde Piura, tengo algunos datos.
Augusto Durand es un antepasado mio., el cual hizo cambiar el apellido de su hijo por Bermudez para que no caiga en manos de sus captores, estoy averiguando mas sobre mi antepasado… espero encontrar la verdad sobre estos echos.
Mi abuelo fue Juan Cortelezzi Martel. Por favor, necesito mayor informacion de el y de mi bisabuelo. Si hay alguna foto de ellos, por favor enviarlo a mi correo. Estare a la espera de su ayuda. Gracias de antemano.
Estimado Jorge Luis:
Yo he sido muy amigo de tu abuelo y por él supe que era hijo de don Guiuseppe Cortelezzi, nacido en COMO Italia de donde vino a vivir al Cerro de Pasco. Tuvo un establecimiento llamado EL TROCADERO en el jirón dos de mayo, frente al que fue Banco de Crédito. Tenía propiedades en Huariaca donde muchas veces sufrió los embates de frecuentes inundaciones. Estuvo residiendo en Colquijirca donde formó un conjunto musical.
Nos dejó grandes enseñanzas de lo que fue el Cerro de Pasco en horas mejores, por eso mi afectuoso recuerdo a su persona.
Posiblemente tus parientes habrán de hacerte conocer algo más de su biografía.
Saludos. Gracias