A media centuria de haberse iniciado la explotación de sus minas y a pedido de Fray Sancho de Córdova, un franciscano milagroso que había llegado a guiar espiritualmente a los mineros, se erige la primera iglesia de nuestra ciudad: Santa Rosa. Se iniciaba el siglo XVII. Estaba ubicada sobre una imponente alcarria que por un lado tenía un farallón cortado a pico y, por el otro, el camino que la comunicaba con la ciudad. Se la podía ver desde cualquier punto de la ciudad. Al lado, no muy distante, el cementerio; un altozano donde reposarían los restos de los difuntos.
La iglesia no era un alarde de monumentalidad como debiera haber sido. Tenía un baptisterio a la derecha y la sacristía a la izquierda; al centro un púlpito al que se subía por una breve escalerilla y, enfrente, un pequeño confesionario. Era un templo muy simple y recoleto, de una sola nave; con cuatro amplios ventanales y una altura de cinco metros a fin de que no faltare oxígeno cuando lo fieles atiborraban los altares de velas, cirios y velones. Este fue el remanso de fe que acunó los primeros atisbos de religiosidad de nuestro pueblo.
Tuvo una vigencia de 126 años hasta el 28 de octubre de 1746, en que acaece el más apocalíptico terremoto del que se tiene memoria en el Perú. Aquel horroroso movimiento sísmico trajo por los suelos casonas, casas, ingenios, minas y rancherías, ocasionando miles de muertes en todo nuestro territorio, sepultando a trescientos hombres en los interiores de la Mina del Rey, que a partir de entonces, recibió el nombre de “Matagente”. Este terremoto dantesco también terminó por destruir completamente nuestra modesta iglesia de Santa Rosa.
A partir de aquel momento, urgidos por la desesperación y no quedar en completo desamparo piadoso, edifican una nueva iglesia en Chaupimarca, plaza principal de la ciudad donde antiguamente efectuaban sus conciliábulos los yauricochas, nuestros antepasados. Por la premura del tiempo fue construida con una sencillez y simplicidad que llama la atención. Naturalmente, por su importancia histórica y su generoso aporte a la economía de la Metrópoli, la ciudad merecía un templo de más prestancia como Potosí, Guanajuato, Huancavelica y otras ciudades mineras donde se erigieron imponentes catedrales que hasta ahora se mantienen en pie, desafiando al tiempo. No olvidar que hay pueblecitos perdidos en los Andes que cuentan con iglesias de mucho más prestancia y monumentalidad que la nuestra. Terminada su construcción, lo pusieron bajo la advocación de San Miguel Arcángel, Jefe del Paraíso y Príncipe de las Milicias Celestiales, vencedor del demonio, patrono del pueblo minero.
En su largo y benemérito historial se registran muchos hechos de gran importancia y numerosas transformaciones sustanciales. Por ejemplo, se le adosó el “Arco del Triunfo” a sugerencia del Prefecto Rivero y Ustáriz -tal como se ve en la antigua fotografía que presentamos- en homenaje a la gloriosa batalla del 6 de diciembre de 1820, arco que se derruyó más tarde con el fin de ampliar la calle lateral. Adosado a la puerta se nota la “Cruz de Mayo” y la hornacina central alta donde está colocada la efigie del patrono San Miguel Arcángel. La construcción abarca hasta el borde de la plaza. Más tarde recortaron el frontis para dejar el correspondiente atrio, como debió ser. Como éstos, muchos fueron los cambios que tuvo el templo, tanto exterior como interiormente.
En estos momentos se está proyectando una nuevo “traslado” de la ciudad. Ojalá que en la nueva, se considere la construcción de la Catedral con la prestancia necesaria a la que la ciudad tiene derecho. El pago se podrá solventar con la ganancia de las miles de toneladas de mineral que seguirán sacando del subsuelo.
Desde su advocación, el invicto patrono, ha velado por la seguridad del pueblo minero que lo festeja cada 29 de setiembre. Las damas cerreñas, socias del Club Departamental Pasco, aglutinadas en la Hermandad de San Miguel Arcángel, con la señora Delia Ramón de Maldonado a la cabeza, han tenido la acertada visión de edificar el hermoso oratorio que, a partir del presente año, habrá de presidir los actos piadosos de nuestra fe en el club que acoge con beneplácito todos los pasqueños.
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wow es bellisimo me huviera gustado nacer en aquellas epocas , es hermoso TE AMO PERU
En esta Parroquia fue bautizado mi padre Carlos Abel Lagravere Villavicencio en 1902 en presencia de mi abuelo Teodoro Lagraverey tambien estubo presente su padrino Senor Domingo fernandez, muchas gracias por publicar esta foto de la Parroquia y por la gran labor de escribir tan interesante historia , lo aplaudo por su lindo trabajo no veo las horas de regresar a Peru y visitar estas lindas tierras aunque soy del puerto de samanco a 40 minutos de Chimbote , sus historias ,y siendo el lugar de nacimiento de de mi padre me llevan a conocer este muy prestigioso departamento .
Me gustaria conocer a la Iglesia de este pueblo de Chaupimarca solo veo desde lejos soy miteño, admiro a su Iglesia que se conserva de la Epoca colonial hasta nuestros tiempos.saludos para todo los Chaupihuaranginos.
Mis respetos para todos los CERRENOS y especialmente para el autor de este blog que me ilustrado y me siento convivir con todos Uds. Es una biblioteca virtual. Seguir para adelante. Tiene excelentes fotos. Saludos
Es muy bonita al ver la iglesia antigua recuerdos para muchos añoran verlo
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